14 ene 2007

Japonófilo

Todo comenzó, como suele pasar, con el manga y el ánime. Me interesó la identidad de este estilo (tan de moda de por sí) en cuanto me di cuenta de que, de hecho, constituye un estilo. Sin embargo, fue hasta que comencé a ganar dinero que fui capaz de comprarme mis primeros mangas, para complementar a la colección de tiras cómicas americanas (Garfield, Mafalda, Charlie Brown...) adquirida en la infancia y adolescencia.


A eso, añadámosle otro ingrediente. Desde que tengo uso de razón me ha gustado la geografía - me imagino que de niño me gustaban los mapas y sus colores. El hecho es que a mis tiernos 4 años recuerdo a amigos de mis hermanos preguntándome países del mundo y sus capitales. Todavía me acuerdo de la mayoría, de hecho.

Hoy por hoy sigo con esa extraña pasión. (Así, recientemente mi amiga Olga made my day cuando recibí dos mapas que me envió para mi colección: el plano turístico de Arles, Francia, la ciudad de su novio, y el plano del metro y transportes de Turín, donde ella estudia ahora.) No puede haber mejor mapa para mí que un plano, si es de carreteras mejor... pierdo horas enteras en Google Maps. Pero me desvío del tema.

En Japón, la mayor parte de las calles no tienen nombre; ¿sabían eso?

Total, junto con el gusto por la geografía humana, llega el gusto por la historia y el estudio de las culturas. Así que, poco a poco, he comenzado a aficionarme por todo lo japonés. El manga y el ánime ya dan una introducción a la cultura japonesa - quizás tan buena (o tan mala) como el cine de Hollywood a la cultura estadounidense.

A la fecha, varias veces he consultado las tablas de hiragana y katakana para ir aprendiendo las pronunciaciones. Conozco un par de kanjis y su significado (pero solo un par) y comienzo a percatarme de las construcciones gramaticales en japonés... de repente ya reconozco frases en los ánimes. (Otro link: japonés para la mente occidental.)

Tabla elemental de katakana, el silabario para
escribir las cosas que no son japonesas (como nuestros
nombres latinos, por ejempl0). De kanjimart.com.



Otra cosa que me apasiona de Japón es su cultura de trabajo. Gracias a esa cultura, de ser un país donde, en 1945, al perder la guerra, virtualmente no tenían nada qué comer, en el curso de medio siglo se constituyeron en una potencia económica imparable. Y eso que Japón es de los países que más días no laborables tiene.

La sociedad japonesa tiene características muy particulares, algunas provenientes de sus milenios de aislamiento, otras de su exposición al ambiente global. Tienen su propia religión: el sintoísmo (shinto), una religión politeísta... muy politeísta, con una cantidad gigantesca de dioses (kami, los espíritus de la naturaleza) a los que se adora en templos durante fechas especiales o cuando hay la necesidad; como los chinos, tienen muy arraigado el concepto de la suerte. El ideal del shinto es vivir en armonía con las cosas que nos rodean. El sintoísmo suele combinarse con el budismo en la vida diaria y algunas ceremonias tradicionales (como las de defunción) son de origen budista.


El respeto a la vida, a las formas superiores de existencia y a la naturaleza, propios del sintoísmo, se ven reflejados en la sociedad japonesa de diversas formas. Así, el monte Fuji, con su cono casi perfecto, es sagrado para el shinto y un punto obligado de referencia para todo japonés. Existen festividades para los niños y también para los ancianos: la tercera edad tiene un gran rango en la cultura nipona.

Fuji-yama (Monte Fuji).

Antes mencionaba la cultura del trabajo. La verdad es que puede llegar a ser muy tensionante. Ahí viene uno de los puntos malos... que, de hecho, toda la sociedad está configurada como una gigantesca escalera donde tu rango es ampliamente determinante en las relaciones con los demás, al punto que hasta lingüísticamente se nota.

En fin, la persona japonesa básicamente tiene que ubicarse bien en su mundo y saber que vale por sí mismo, dado que vive en un ambiente altamente competitivo. No resulta incongruente que esta sea una de las sociedades con mayor índice de suicidios en el mundo (aquí un artículo de 1999, acá uno de 2003.) Aparte de que su tasa de natalidad va en picada, aunque este año se revirtió la tendencia.

También son tradicionalmente machistas (U_U'!)... como que hay cierta discrepancia. Pero bueno; hablando del machismo, también hay mujeres japonesas muy liberadas (aquí un artículo sobre aquellas que lo son y por qué no están dispuestas a someterse al rol de esposa tradicional japonesa).

Puffy Ami Yumi.

Un sencillo ejemplo de mujeres exitosas son Puffy Ami Yumi, que llevan 10 años de carrera, encontrando éxito tanto en Japón como en EU y hasta tienen su propia caricatura (estilo americano "anime-izado", pero no ánime real) en Cartoon Network. Supongo que tienen parte de la responsabilidad de que el J-Pop sea un fenómeno mundial. Solo para aclarar: "J-Pop" se refiere a la música japonesa de corte occidental, porque, de hecho, la música japonesa original, al igual que la china, es muy diferente y tiene incluso una escala musical propia.



En fin. Ya viene mi cumple... ya saben qué regalarme. =D




Ah, sí. Se me andaba pasando mencionar el blog de Mario Bogarín y su ¿pequeño? y entrañable "depósito de fetiches tokyotas". (Warning: heavy reading... no de que caiga pesada, sino de que es extensa y sesuda - está pesada, pues, pero en el sentido de que "está chila". Y no, no me disculpo por la expresión.)

2 comentarios:

52X Max dijo...

turning japanese,

i think i'm turning japanese

i really think so

Anónimo dijo...

el arte japones esta de moda desde hace rato, en cine, tv, ropa.... esta en todo...