14 mar 2008

Mientras no estoy encerrado

estoy en el presente.

Mi presente es no estar ausente, pero sí sin nada qué presentar.

Sin nada, pero con mucho. Lo mucho lo traigo dentro.

Lo poco, me llega de fuera, de donde mucho esperaba;
por eso no estoy en retiro,
porque estoy adentro,
porque estoy sintiendo,
sintiendo las causas que me ligan al trabajo
y el trabajo que se vuelve descanso
me traga entero,
me llena de nervios y me lleva muy dentro,
me llaga en el pecho:
me llama el encierro.

Lástima que, oscuro, elegí otro anhelo.
(¡Qué bueno el murmullo, sabroso portento,
qué bien que se siente llevar todo adentro!)
Pero la luz no sirve para dejarla oculta.

Mira, todos se van, no se inmutan,
me quedo lleno, lleno y vacío
de la obligación enjuta
de esperar un resultado predecible aunque extraño.

Y los míos... los míos están en el encierro,
en el encierro al que fui llamado
pero no supe, no,
no supe responder a mi propia respuesta
y por arriesgarlo todo, me senté en lo seguro.
Ahora vivo lo que ya dije vivir,
y me quema el pecho,
y me traga entero,
y sigo viviendo estos bailes eternos.

¡Dichoso el gozo, impere la dicha
que adentro se vive, que en encierro se lleva,
se vive y se canta y luego se libera:
cincuenta gorriones en llamas de cera!
Así, los de afuera
se llenan del encierro (la libertad plena),
y se vuelven libres al trocar
trinos por cadenas:
cadenas ligeras y sensatas,
que al poder amarlas se vuelven plumas
que elevan al alma...

Mi mundo es afuera y mi meta es adentro
y hoy vivo encerrado en mi presente eterno:
mi presente ausente,

mi nada con mucho,

mi vida, mi cáliz y mi gente.

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Pero estoy contento:
vivo mi momento;
vivo mi presente y mi presente es cierto:
puedo ofrecerme y me ofrezco entero.
Me ofrezco a la vida, al trabajo y al cielo.

Al final, vivo igual que el ave
y es que ave soy:
vuelo al mismo viento.

Mi voz, mi presente, mi portento.

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Al fin, nos encontraremos:
su retiro es mi encierro y mi retiro, nuestra meta;
ahí donde está lo todo está lo mucho y está la nada,
y en la nada se vuelve mucho al contacto del alma alada
y de una nariz fría que se refugia en mi almohada
y que protejo al abrazo con intenciones blancas.

Pues entonces, no lloro.
Mi presente se vuelve tibio al saber que no fue cierto
que me quedé en el abismo.

¡Volamos en el encierro,
mucho más allá de la nada!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

increible como los caminos se cruzan, blog interesante un muy buen poema
sigue con este interesante blog
atte el pablito 56 gde

L dijo...

Señor usted lo escribio? De ser asi... dejeme felicitarlo, muy bueno!!! usted tambien es un poeta!! jejejej

me gusto mucho su post, saludos!