25 ene 2012

Inoda's Coffee

Después del ramen, no obstante el frío que hacía, quedamos listos para enfrentarlo. Aún así pasamos primero por una farmacia primero...



 


Nos dirigimos ahora del otro lado de Kawaramachi, al Café Inoda.


Miren, un cangrejote.


Saliendo de las calles comerciales, la iluminación suele ser muy tenue en Japón. Generalmente esto no es un problema, dado el bajo grado de criminalidad, pero sí me fue un tanto desconcertante.


Un edificio con influencia occidental. El barrio en el que andamos es algo trendy.


 


Llegamos al fin. Inoda's Coffee (TripAdvisor, Lonely Planet)  es una de tantas cafeterías interesantes en Kyoto. Ya el año pasado tuvimos oportunidad de constatar que en Japón existe cultura del café y de la cafetería, si bien es un país que tiene que importar todos sus insumos.


Inoda's Coffee es un lugar con historia; fue inaugurado por ahí de los años veintes.  Hoy en día tiene varias sucursales. Conserva el sabor del verdadero kissaten (la adaptación japonesa de la cafetería europea).


El lugar, como todo buen kissaten, captura la esencia misma de la sofisticación.


La gente se reúne a platicar, a hablar de negocios, trabajar en sus laptops, leer un buen libro o simplemente disfrutar del café.


La oferta de mezclas y de especialidades es amplia. Yo pedí un "especial".


El servicio siempre incluye agua de cortesía. Nótese el loguito (que data de los ochentas).


La experiencia es en general encantadora, excepto por eso de los tamaños japoneses... no quepo >_<


El salón en el que estamos es la sección de no fumadores; hay otra sección igual de grande, pero de hecho en un edificio aparte, donde los parroquianos pueden fumar sus puros u otras cosas.


Tienen un patio muy lindo que no usaban esa noche, obvio, por el frío.



Minori y mi novia Hiroko.


Satomi y un servidor. No me veo muy bien en esta foto porque de hecho andaba un poquito mareado. 



Mi café. Muy bueno, por cierto: fuerte, robusto pero no quemado. Era una mezcla de cafés de varias procedencias.

Noten también que toda la vajilla tiene las insignias de la casa. Además, todo era servido por personal que se movía y hablaba con elegancia, cual si de mayordomos se tratara. Aparentemente esto es estándar en la cultura del kissaten: sentirse como en casa, pero como si uno fuera una persona de sociedad.


Crema, que no leche.






El precio no fue barato, pero de hecho me pareció casi comparable a las cafeterías que tenemos en México.





Aspecto general del lugar, que ya se estaba vaciando conforme llegaba la hora de cerrar.


A la salida del lugar, donde están las cajas, uno puede adquirir una variedad de productos relacionados con el café, muchos de ellos bajo la marca de la casa. Nosotros compramos un par de portatazas de corcho. Inoda's vende incluso sus propias mezclas de café y sus vajillas.
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Ya de regreso al hotel, encontré esta curiosa placa orientadora en el suelo de una de las intersecciones de calles.



Encontramos este curioso puesto. Crepe Ojisan significa, literalmente, "el tío de las crepas".


Las tres muchachas pidieron sus crepas. Había un surtido que haría paliceder a cualquier Cinépolis.



La combi (algo raro en Japón, de hecho) estaba frente a este edificio de marcado estilo art-decó (también muy raro en Japón) y que tenía algún tipo de función artística.



Así terminó nuestro segundo día en Japón.
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Mañana: la calle Nishiki, el mercado de comida.

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